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Mi rostro borroso, entre los ocres estructurales y los trajes negros de los hombres que caminan; Tan rápido van, (apenas los veo), veloces como el subterraneo que siento bajo el asfalto, como el rojo que alarma lo semáforos y a las multitudes. Los gritos del humo que se atasca en mi garganta, las fragancias elegantes que se pierden en la vanidad que el viento ya voló. Y es que nadie puede frenar; si quedás... Sos historia.

Somos todos tan igual: Plastilinas oscuras formando una gran masa homogenea que camina para aquí y para allá, rodando exaltada, sin saber por qué, sin mirar afuera; nadie nota que existo, no me dejan verlos tampoco.

Líneas sobre mapas, lineas dinámicas, que se apresuran y rayan todo el papel de la ciudad. Los ojos se nos fueron, no hay más mirada que la del reloj, que aturde cualquier cerebro, excepto los nuestros que son tan grises como el cemento y tan duros como las nubes.

La lluvia jamás correrá tu maquillaje, sos porcelana,( o quizás plástico para abaratar costos), sos una sonrisa que se ofrece en el mercado, sos sexo por costumbre, sos un número de ocho cifras, sos un estúpido sueño.

Al igual que el resto.

Miles de fichas de un juego absurdo, que no comprendo pero que seguramente amo jugar, porque todos lo hacemos.

Yo creí que era un color, uno que alguien vería alguna vez, pero resulté ser más tenue de lo que soñé.

Soy lo mismo, lo mismo que son todos. Ellos son yo.

No existe más que eso; vocinas y negocios, luces de marquesinas: eso es la mierda que llamamos felicidad; eso es el éxito: ser como él, como ella, dejar de ser yo. Éso es vivir y no deja lugar a preguntas. Caminá para adelante y dobla a la derecha, (todos los días de tu miserable vida tenés que hacerlo), porque ser parte de esto es lo real; no necesitas pensarlo; así está bien.

Ser verdad: Ser... Nadie sabe lo que eso significa, y todos simulamos hacerlo.

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