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Cuatro elementos ~

Por algún motivo (que curiosamente tiene nombre y apellido) ella necesita llorar, necesita destrozar su almohada para sentirse un tornado, para creer que es tan fuerte como él, para saber que rápidamente puede desaparecer de la faz de su tierra sin sufrir más, sin pensarlo más, sin extrañarlo más; como lo hizo él.
Y mientras rompe todo lo que a su paso está, encuentra esas cartas que piden ser leídas por aquellos tristes ojos una vez más. El verdoso color del iris transformado en tsunami prefiere ahogar la tinta de esas palabras sin sentido y, para contrarrestar, sus manos eligen lanzarlas al fuego; Así, las estúpidas palabras de amor gritan y piden auxilio desde el marrón que acecha la hoja, obligandola a morir en un infierno; el mismo infierno que ella vivió todos estos años, encarcelada en un sentimiento ficticio disfrazado de amor eterno.

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