La sangre corre lento por la ruta
del interior, como una melodía repugnante, como un reloj que me da nauseas, un
mareo en mis manos; tal vez es el sueño que me cansa o la droga de tu
ausencia que alenta mi latir. Justifico tartamudeando arcadas dulces. Quiero
vomitarte en mis ojos y tenerte sin tambores en mi cerebro.
No grites en colores, amame en
blanco y negro.
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